Las más frecuentes son las del equilibrio: alteraciones o incapacidad para mantenerse de pie, alteraciones o incapacidad para andar, limitaciones o alteraciones en el movimiento de una o varias extremidades, o incluso el control del tronco y cabeza en situación de reposo. Otras alteraciones pueden ser la falta de sensibilidad y movilidad en algún miembro del cuerpo y la pérdida parcial o total de alguno de los sentidos, como la vista.
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